Se presentó a la elección de nuevo Basileo, aunque no fue elegido hasta el tercer intento.
Nuevo callejón sin salida para Amílcar, pues fue derrotado por Gelón y Terón delante de la ciudad pese a su superioridad numérica.
Los cartagineses que no murieron en la batalla y pudieron escapar fueron hechos prisioneros por los hombres de Gelón.
Pero en 478 a. C., durante una conspiración organizada por los aristócratas, fue acusado de traición a los sicilianos y condenado al exilio.
Perseguido por sus enemigos, se refugió en las islas Baleares y murió en la miseria hacia el año 469 a. C. Sus descendientes, sobre todo Aníbal Giscón, intentaron vengar la deshonra impuesta a su padre por los sicilianos.