Su alimentación es exclusivamente herbívora, y a diferencia de los ciervos cuyas astas (cornamentas) son macizas, los antílopes poseen cuernos huecos no ramificados y generalmente anillados en su longitud que no sufren muda anual.
Esto se debe probablemente a la competencia por los recursos compartidos, ya que ciervos y antílopes ocupan un nicho ecológico prácticamente idéntico en sus respectivos hábitats.
Si un cuerno se rompe, permanecerá roto o tardará años en regenerarse parcialmente, dependiendo de la especie.
Por lo general, todas las especies de alcelafinos, antilopinos, hipotraguinos, reduncinos y cefalofinos, entre otros, son llamados antílopes.
En Norteamérica, habitó el saiga durante el Pleistoceno medio, pero se extinguió a principios del Holoceno.
Muchas especies de antílopes se han introducido en otras partes del mundo, especialmente Estados Unidos, para la caza exótica.
Sin embargo, también hay especies como el saiga, adaptado al frío y a ambientes áridos, el órix de Arabia adaptado al desierto, el saltarrocas a ambientes rocosos, y el sitatunga, de hábitos semiacuáticos.
Esto permite a las especies que pastan, seguir las lluvias y asimismo sus suministros de alimento.
[10] Todos los bóvidos artiodáctilos tienen pezuñas, pupilas horizontales, y (al menos en los machos) cuernos óseos.
[11] Por ejemplo, un antílope eland común macho puede medir 180 cm de alzada a la cruz y pesar casi 950 kg, mientras que un antílope enano adulto puede medir tan solo 24 cm de altura en la cruz y pesar tan solo 1,5 kg.
Tanto el dibatag, como el gerenuc se caracterizan por sus patas y cuellos muy finos, relacionados con sus costumbres ramoneadoras.
Los rasgos comunes de varias gacelas son las rabadillas blancas, que sirven de advertencia a los demás cuando huyen del peligro, y las rayas oscuras en la mitad del cuerpo (este último rasgo también lo comparten la gacela saltarina y la beira).
Las especies forestales más grandes suelen formar manadas muy pequeñas de dos a cuatro hembras y un macho.
Los grandes antílopes que pastan, como el impala o el ñu, forman grandes manadas compuestas por muchas hembras y un único macho reproductor, que excluye a todos los demás machos, a menudo mediante el combate.
En algunas especies, los adultos rodean a las crías para protegerlas de los depredadores cuando se ven amenazadas.
Las siguientes subfamilias de bóvidos contienen especies que pueden considerarse antílopes: Geográficamente se encuentran en África, Oriente Medio, Asia central y China, ocupando una gran diversidad de hábitats, tales como la sabana, estepa, bosque, selva tropical y desierto.