En este viaje el cortejo del cardenal fue alojado en la corte de su sobrina en Florencia.
Este grupo revitalizaría el aparato cortesano, político y comercial florentino.
Dos años después este soberano le concedió el feudo de Sasseta.
Cosme I le donó en 1567 una casa que había pertenecido a la familia Bonafé, en Florencia.
En el claustro de este convento aún se conserva la lápida sepulcral.