[8][9] Los argentinos blancos descienden tanto de los colonos españoles que se establecieron en el territorio durante el período colonial previo a 1810,[10] como de los inmigrantes europeos, árabes, armenios, turcos y bóeres que arribaron durante la gran ola migratoria entre mediados del siglo XIX y mediados del XX.
[12] Los argentinos blancos se encuentran en cualquier parte del país, aunque su proporción varía según la región.
[13] Su presencia en la región del noroeste (principalmente en las provincias de Jujuy y Salta) es más menor por varias razones: fue la región más densamente poblada del país (principalmente por mestizos) hasta la ola inmigratoria de 1857 a 1940, y fue la zona donde menos se asentaron los recién llegados europeos.
[13] Durante las últimas décadas, debido a la migración interna desde estas provincias del noroeste y a la inmigración especialmente de Bolivia, Perú, Paraguay y Venezuela (que tienen mayorías mestizas),[14][15][16] el porcentaje de argentinos blancos en ciertas zonas del país ha disminuido significativamente.
[17] No existen datos censales oficiales ni estudios estadísticamente significativos sobre la cantidad o porcentaje preciso de argentinos blancos en la actualidad.
Este estudio demostró que la contribución promedio a la ascendencia argentina fue 79.9% europea, 15.8% amerindia y 4.3% africana.
[37] Un equipo dirigido por Daniel Corach realizó un nuevo estudio en 2009, analizando 246 muestras de ocho provincias y tres regiones diferentes del país.
Otras expediciones españolas fundaron las ciudades de Santa Fe (1573), Buenos Aires (1580) y Corrientes (1588).
Durante el período comprendido entre 1826 y 1852, algunos europeos también se establecieron en el país, en ocasiones contratados por los gobiernos locales.
Estos censos no continuaron con la clasificación en castas propia del período anterior a la independencia.
[10] El primer censo posterior a la independencia realizado en Buenos Aires tuvo lugar en 1855; demostró que había 26.149 habitantes europeos en la ciudad.
Más tarde ese año, inmigrantes suizos fundaron otra colonia en Esperanza, Santa Fe.
Los presidentes Bartolomé Mitre, Domingo Faustino Sarmiento y Nicolás Avellaneda implementaron políticas que alentaron la inmigración europea masiva.
Durante las décadas siguientes, y hasta mediados del siglo XX, oleadas de colonos europeos llegaron a la Argentina.
[71] Este flujo migratorio tuvo principalmente dos efectos sobre la demografía argentina: La distribución de estos inmigrantes europeos y asiáticos occidentales no fue uniforme en todo el país.
Durante el período 1951-1960, sólo 242.889 europeos ingresaron a la Argentina: 142.829 eran italianos, 98.801 eran españoles, 934 eran franceses y 325 eran polacos.
En la década siguiente (1961-1970), el número total de inmigrantes europeos apenas llegó a 13.363 (9.514 españoles, 1.845 polacos, 1.266 franceses y 738 rusos).
Sin embargo, en la década de 1960 esta tendencia se había revertido completamente: los inmigrantes latinoamericanos eran el 76,1% y los europeos apenas el 18,7% del total.
[103] La inmigración europea en Argentina no ha cesado desde esta ola procedente de Europa del Este.
Su mismo nombre podría derivar de una palabra en yoruba, lengua bantú, y su ritmo parece estar basado en el candombe.
[111] 2) La milonga campera, género popular entre los gauchos que vivían en el campo bonaerense, y luego se trasladaron a la ciudad en busca de mejores trabajos.
[113] Cuando los españoles llegaron a lo que hoy es Argentina, los habitantes amerindios ya tenían su propia cultura musical: instrumentos, danzas, ritmos y estilos.
[115] La inmigración europea trajo cambios importantes a la música popular argentina, especialmente en el Litoral, donde aparecieron nuevos géneros, como el chamamé y el purajhei (o polka paraguaya).
"Gorras rojas": Walter Heald, Herbert Barge, Thomas Best, Urban Smith, John Wilmott, R. Ramsay, J. Simpson y William Boschetti.
[116] El desarrollo de este deporte en Argentina fue fuertemente impulsado por el maestro escocés Alexander Watson Hutton.
[117][118] El hijo de Watson, Arnold, continuó la tradición jugando durante la era amateur del fútbol argentino.
Los inmigrantes británicos también importaron el tenis; en abril de 1892 fundaron el Buenos Aires Lawn Tennis Club.
Entre los miembros fundadores se encuentran todos apellidos británicos: Arthur Herbert, W. Watson, Adrian Penard, C. Thursby, H. Mills y F. Wallace.
Ese mismo año se fundó la Asociación Argentina de Hockey, cuyo primer presidente fue Thomas Bell.
El primer partido de rugby disputado en Argentina tuvo lugar en 1873; los equipos fueron Bancos contra Ciudad.