El barón Strogonoff llegó a Madrid en 1805 procedente de Londres con la misión de negociar la incorporación de España a la Liga de intervención para pacificar la Europa promovida por el zar, reconvertida en la Tercera Coalición a la que no se sumaría España por los acuerdos previos que tenía firmados con Napoleón y por la negativa británica a devolver las fragatas españolas apresadas.
La presencia de una escuadra rusa en Lisboa dio motivo a Strogonoff para un desplazamiento a la capital lusa, provocando la desconfianza del embajador francés en Madrid, Antoine de Laforêt.
[5] Sin pasaporte ni salvoconducto, en Badajoz fue detenido por José Galluzo, el capitán general de Extremadura designado por la Junta Suprema Central Gubernativa, que lo obligó a regresar a Madrid.
Aunque el embajador británico Charles Stuart, consultado por Pedro Cevallos, negó que le correspondiese la inmunidad que reclamaba pues desde el Tratado de Tilsit, Rusia, aliada de Napoleón, no tenía relaciones con la España fernandina,[7] la Junta, que no deseaba romper las relaciones le ofreció excusas discretas y encargó a Joaquín Francisco Campuzano viajar a San Petersburgo, pero Strogonoff insistió en abandonar España y el 9 de noviembre salió escoltado a Cartagena donde embarcó con destino a Trieste.
En Viena, a donde llegó en los últimos días del año, recibió la acreditación del zar como su representante ante José Bonaparte, y de allí se trasladó a París, donde fue recibido por Napoleón, pero retrasó cuanto pudo el viaje a España y cuando finalmente lo emprendió no pasó de Barèges, donde alegando mala salud se quedó a tomar las aguas.