Los tiradores austriacos atacaron a la vanguardia francesa y dejaron claro a su comandante que Civalart pretendía una batalla campal, mientras que Dillon tenía órdenes de evitar una.
Al ver al enemigo aproximarse y sin poder fiarse de sus tropas, que se había amotinado varias veces en el camino a Lila, Dillon ordenó la retirada.
La fuerza francesa pasó en desorden por Baisieux rumbo a Lila abandonando sus equipajes, municiones y todo excepto dos cañones.
Dillon trató de controlar sus tropas antes que el enemigo les alcanzara pero sus propios hombres le dispararon.
El herido Dillon fue muerto a con balas y bayonetas, su cuerpo arrastrado por las calles de Lille y luego quemado en la plaza principal.