Los pasionistas fueron obligados a salir del monasterio y los hombres armados les condujeron hacia el cementerio local.
Otros siete sobrevivieron, pero tres meses más tarde serían asesinados.
[3] Nueve más fueron enviados en un tren a Ciudad Real, donde fueron encarcelados y acusados por ser religiosos.
Después se les llevó por las calles recibiendo burlas y siendo apedreados por la multitud.
[3] Otros diez pasionistas intentaron ir hacia Madrid en tren o caminando.