Es un hábitat fortificado de los períodos orientalizante e ibérico antiguo, (siglos VI a. C.).
Sin embargo, las fotografías aéreas recientes evidencian la continuidad de dicho muro más abajo en el escarpe, así como un ángulo reforzado por lo que podría ser una séptima torre; desde allí, un tercer tramo de recinto, paralelo al primero alcanza el acantilado cerrando eficazmente el acceso en todo el perímetro del asentamiento.
Dado que la ocupación se efectuó sobre un espolón rocoso, la muralla, como si delimitara una terraza, salva el desnivel entre la cresta caliza y la suave pendiente septentrional del cerro, de forma que sin sobrepasar una altura conservada de 1 m hacia el interior, alcanza 3 e incluso 4 m en su paramento externo.
Mientras el paramento interno, de mampostería más "doméstica" muestra una cara perfectamente vertical, el otro tiene un perfil ligeramente ataludado, sin duda destinado a garantizar su estabilidad.
Las torres se edificaron todas según una planta crangular, pero sin seguir ningún patrón geométrico ni de tamaño.
En este sentido, el recinto, cuyo modelo rompe definitivamente con la tradición local del Bronce Final parece determinar durante el período orientalizante, la emergencia de una ideología del poder que utiliza, entre otras cosas, la arquitectura monumental, como símbolo de autoafirmación.
Vista en su conjunto, el área excavada se configura como una doble hilera de departamentos vertebrada por un pasillo central, excepto en la esquina del recinto donde la reducción del espacio en la terraza rocosa que sustenta todo el urbanismo visible, se ha resuelto prescindiendo del pasillo y de la segunda hilera de casas.
Sin embargo las estructuras subsistentes a lo largo del recinto son suficientes para poder extrapolar en el resto del poblado una trama urbanística diseñada como una alternancia de hileras de departamentos adosados, separadas por calles paralelas.
Se distinguen en primer lugar los recintos cuyo espacio ha sido ocupado en su totalidad o en gran parte por estructuras que determinan funcionalidades específicas y exclusivas.
Vienen a continuación espacios donde la presencia de un hogar delata una funcionalidad doméstica.
La erosión natural y la puesta en valor agrícola han arrasado en su casi totalidad la fase más superficial de la ocupación del recinto, de la cual solamente han permanecido un par de departamentos crangulares adosados al recinto Norte en el área central (departamento 8), que el escaso material hallado no permite fechar con precisión dentro del período ibérico antiguo.
El otro gran conjunto anfórico corresponde a la imitación ibérica del prototipo fenicio R.1, de las cuales el único ejemplar reconstruido corresponde a un ánfora de hombro carenado, base plana y dos asas verticales (Galería: 1).
Este último detalle es el único que a simple vista delata el carácter arcaizante de la forma ya que en pocas generaciones la solera incipiente será substituida por una base anillada o un pie, en ambos casos se tratará de un elemento fabricado aparte y añadido al cuerpo.
La forma del plato existe también en gris y en negro, en estos casos lisa sin pintar.
En los departamentos 2, 4 y 5 gran parte del espacio se encuentra ocupado por estructuras de adobe y de tierra apisonada consistentes en balsas enlucidas adosadas a pilas o plataformas crangulares.
Podemos sospechar que todo este material se reutilizaba con la producción local de vino, en especial las ánforas fenicias mejor adaptadas que las ibéricas para la conservación y el transporte de vinos.