Brattahlíð

En Brattahlíð se construyó la que sería la primera iglesia del Nuevo Mundo: Þjóðhildarkirkja, así llamada en honor a Þjóðhildur, la esposa de Erik, que impulsó su construcción tras su conversión al cristianismo.

El propio Erik nunca abandonó el paganismo, aunque según la leyenda se habría convertido al cristianismo en su lecho de muerte inducido por su esposa.

La iglesia en sí medía 12,5 por 4,5 m y poseía dos entradas, con un hogar en el centro, siendo un incendio la causa aparente de su destrucción.

Este edificio podría datarse en el siglo XIV, y habría sido edificado sobre las ruinas de otra iglesia anterior.

En el lugar existe un servicio de albergue juvenil y una pequeña tienda; otras instalaciones pueden encontrarse en Narsarsuaq, situada a 5 km en la ribera opuesta del fiordo.

La tumba de Ingibjørg.