Sin embargo en ese año publicó Après une visite au Vatican, defendiendo que la ciencia era incapaz de proporcionar una moral social, algo que consideraba podía en cambio obtenerse mediante la fe.
Era igualmente hostil al cientifismo dominante, lo que lo llevó a confraternizar un tiempo con el anarquista Octave Mirbeau.
Su amiga Flore Singer, dreyfusarde, intentó repetidamente hacerle cambiar de posición.
En su última etapa, combinó su fe religiosa con una retórica nacionalista que defendía la influencia colonial francesa en África, Asia y Oceanía.
Para ello, no dudó en aprobar la utilización de los predicadores católicos para estos fines:[3] «nuestros misioneros no han pasado por ningún sitio sin implantar juntamente con la fe el amor a Francia.