La bulla o bula (del latín, bulla, "burbuja"), en la Antigua Roma, era un colgante o medallón que llevaba dentro un amuleto que se ponía a los niños varones nueve días después de su nacimiento.
Se llevaba alrededor del cuello, como amuleto para proteger a su portador contra los malos espíritus.
El ponerse la bulla durante esas ceremonias le protegería contra las fuerzas del mal y las envidias de los hombres.
Su utilización se extendió desde las capas más ricas, la de nacidos libres hasta los libertos y finalmente, los siervos, sucediendo como en otras civilizaciones anteriores, donde la creencia en los beneficios de este tipo de amuletos, al principio, hacen que sean utilizadas las bullas por unos pocos y luego las terminan utilizando hasta los sectores sociales más bajos.
[3] Otros autores sugieren que esta costumbre era de origen etrusco,[4] donde también era llevada por los adultos.