Campo de Criptana

La tradición cuenta que las dos medias lunas significa las dos letras iniciales del grandioso pueblo, ya que representa la supremacía sobre el pueblo de Arenales; el campo azul, la protección del cielo para conseguirlas; el rojo, la sangre vertida en ellas; el castillo, el que existía en el actual santuario de la Virgen de Criptana; y la estrella, la aparición de ésta en la ermita.

La zona norte es la más elevada, alcanzándose la cota de 780 metros (en un cerro llamado Pozos).

La parte próxima al casco urbano se denomina sierra de los Molinos, el paraje emblemático y mundialmente conocido donde se ubican los famosos ‘gigantes’ que inspiraron a Cervantes para narrar la más famosa aventura de Don Quijote.

El casco urbano se encuentra a pie de ladera, extendiéndose de norte a sur desde el barrio del Albaicín contiguo a la sierra de los Molinos hasta la zona sur, cruzada por la vía del tren, residencial e industrial.

Ya en época romana, el ascenso a la categoría de municipium de la vecina Consabura (Consuegra) y su desarrollo consiguiente, hizo que las localidades del término experimentasen un marcado declive.

Durante el bajo imperio, parece que la comarca se articuló en torno a una importante villa surgida en la actual Alcázar de San Juan.

Al contrario que el anterior, ese siglo XVII significó para la localidad una época de decadencia en la que perdió buena parte de sus habitantes cuyo número no comenzaría a recuperarse hasta el siglo XVIII.

Pasado el reinado de Isabel II, la localidad experimentó un notable desarrollo ayudado por la pronta llegada del ferrocarril que la conectó con Madrid y con el puerto de Alicante.

La evolución de este periodo se truncó en los años 30 en los que el sector del vino sufrió una importante crisis y la población no fue ajena a los conflictos sociales que surgieron a nivel nacional y que desembocaron en la Guerra Civil, contienda durante la cual, la villa permaneció en todo tiempo dentro del territorio republicano.

Tras la difícil recuperación de la Guerra Civil, la localidad sufrió durante los años 50 una importante crisis demográfica debido a la mecanización agrícola que dejó sin ocupación a buena parte de su población.

No sería hasta bien entrado el periodo democrático, en los años 80, cuando la población pudo recuperarse y aumentar su número de habitantes a lo que finalmente contribuyó de manera importante el bum constructor del siglo XXI y la llegada de inmigrantes desde otros países.

Campo de Criptana es un municipio que presenta una rica y activa vida cultural y artística: Los platos típicos son las gachas manchegas con tropezones (generalmente acompañadas de magro, chorizo, tocino frito), las migas de pastor servidas en sartenes y elaboradas con harina de almorta, el cordero servido a la caldereta, el pisto manchego, las sopas de ajo como plato invernal, los huevos revueltos con cebolla y queso manchego.

Está también considerada la más antigua de España, creada en el año 1897.

Puesta de Sol en los Molinos de Campo de Criptana
Molinos de viento
Central térmica de Campo de Criptana, operada por Movialsa
Iglesia del Convento de los Carmelitas Descalzos
Rincón típico del barrio del Albaicín
Postal invernal
Monumento a Miguel de Cervantes
Monumento a Sara Montiel en su Campo de Criptana natal