Se caracteriza por ser un canto difónico y lúdico practicado generalmente por mujeres.
Por su parte, los etnomusicologos Beverley Diamond y Nicole Beaudry han preferido utilizar los términos «juegos vocales» o «juegos de garganta» en sus publicaciones, para así poner énfasis en el aspecto lúdico y no en el musical.
En realidad, la música inuit, tal como la entendemos, se basa esencialmente en las percusiones, mientras que los juegos de garganta son practicados en dúos y comportan una noción de competición con ganadores y perdedores.
La documentación del katajjaq comienza a realizarse con las descripciones hechas por exploradores como William Edward Parry en 1824.
El juego termina cuando una de las dos queda sin aliento o ríe.