Ermita del Ecce Homo (Noreña)

Estaba reubicada, según se ha dicho, veinte metros al sur de la que había sido destruida, para ocupar una situación más elevada, hacia el centro del Castañeu de la Soledad.

En el centro del camarín estaba la imagen del Ecce Homo y, en sus hornacinas laterales, a la derecha, la imagen de La Dolorosa (aunque le decían La Verónica), y, a la izquierda, la de San Pedro.

Como la imagen del Ecce Homo había perecido en el incendio, fray Ramón Rodríguez Vigil, obispo de Oviedo, ofreció donar otra obra a Noreña.

Fray Ramón, que era muy espontáneo y campechano, le contestó: «Deje usted Sr.

Cura, la imagen quemada, más que imagen y figura de Jesús, parecía un galeote.» Se aceptó finalmente la imagen donada por el obispo Rodríguez Vigil y fueron muy solemnes los cultos que con motivo de su bendición e inauguración se hicieron en la iglesia en la que el obispo ofició de pontifical en la misa de la fiesta y acompañó la procesión magna, desde el templo parroquial hasta el "Castañeu", donde se erguía la capilla del Nazareno.

No gustaba la que había y, pasados algunos años la mala calidad de sus mamposterías y sillares motivó en ella importantes deterioros, acentuados en la antiestética "marquesina" que protege o quiere proteger su puerta principal.

Estas deficiencias obligan ahora a dotar de sólida protección sus muros con amplios pórticos exteriores, refugio, a su vez, par los muchos fieles que acuden, aún en los crudos días de invierno, procurando realzar su expresión con materiales resistentes al estilo de los templos rurales, emplazados muchas veces en lugares casi despoblados.

Imagen del Ecce Homo
Retablo de la Ermita del Ecce Homo.