Fue la única hija mujer del vasco Domingo Puch Izuleta y Dorotea Velarde.
Su padre era un hacendado adinerado que contribuyó con bienes y dinero en la Guerra Gaucha.
Como el ejército invasor avanzaba hacia el propio cuartel donde ella estaba refugiada con sus hijos, todo el conjunto debió emprender de nuevo viaje.
Pero una vez allí, Güemes la aconsejó trasladarse hacia La Candelaria, estancia ubicada cerca de Tucumán, para que estuviera alejada del peligro.
Un cuento popular narra que al enterarse Carmen del deceso de Güemes, se encerró en su habitación en la residencia de los Puch, sin comida ni agua y se cortó el cabello, que era frecuentemente alabado por su esposo, para finalmente dejarse morir casi un año después.