Más adelante el palacio fue utilizado para diferentes funciones, entre ellas las de vivienda y granja.
Ha sufrido múltiples reformas a lo largo del tiempo: se le añadió la nueva entrada, se le construyó el corazón, por lo que el tejado fue sobrealzado.
En 1990, el Ayuntamiento de Bagá lo compró, e inició la restauración para acondicionarlo como espacio para funciones culturales, entre otros.
[4] También hay unas salas con pinturas murales de los siglos XVII, XVIII y XIX.
Es un ejemplo históricamente importante y poco frecuente en Cataluña.