Este punto ya tuvo ocupación medieval islámica y cristiana, pues era un enclave estratégico para el control del tráfico del río Guadiana y el territorio portugués que se situaba al otro lado de la orilla, en la que se sitúa Alcoutín.
Sobre un recinto medieval, que al final del siglo XV ya estaba en muy mal estado, a mediados del siglo XVI se ejecutaron unas obras de refortificación consistentes en la construcción de unas torres-cubo (cilíndricas), algunas de ellas forrando las cuadrangulares medievales, eliminando otras, cambiando de posición la entrada al castillo y ejecutando algunas mejoras en el interior, como el antiguo aljibe, casa del gobernador, rampas para la disposición de artillería y, probablemente, se situara el polvorín sobre el antiguo aljibe,aprovechando éste como almacén de pertrechos.
La ocupación supuso la construcción de unas obras exteriores consistentes en adosar un baluarte a la torre-cubo noreste (afectada durante el asedio), unas medias lunas que protegieran la entrada norte y emplazaran una batería en el lado oeste, respectivamente.
Hay que esperar a principios del siglo XVIII a que, con motivo de la Guerra de Sucesión española (1701-1714) se construyeran unos cuarteles y nuevo aljibe.
El ingeniero militar Antonio de Gaver realizó un anteproyecto de nueva fortificación aprovechando las trazas existentes, pero no se llegó a realizar.