El edificio actual ha crecido desde una catedral dedicada al uso eclesiástico y un culto funerario cristiano temprano; las otras dos estructuras, absorbidas en el siglo XII por el crecimiento del edificio que queda, estaban dedicadas al parecer a usos diferentes, uno para los sacramentos públicos y la otra para enseñanzas eclesiásticas.
La catedral actual (originalmente un templo católico dedicado a San Pedro), fue iniciada en el siglo XII en estilo románico y completada en el siglo XIII con elementos góticos, lo que refleja las influencias arquitectónicas de su tiempo.
Las campanas de la catedral, que estaban desde la época medieval, fueron retiradas y fundidas.
En el Siglo XVIII, se añadió la fachada neoclásica que hoy caracteriza la entrada principal de la catedral.
Con esto la catedral recuperó su belleza original, a fin de que el edificio histórico pueda ser disfrutado por futuras generaciones.