Concilio de Septimania (589)

Luego se redactaron quince cánones para regular la disciplina eclesiástica.

Uno de ellos estipulaba en particular que los diáconos y los presbíteros debían saber leer.

[1]​ El Concilio de Narbona intentó erradicar el paganismo persistente y prohibió que el jueves se celebrara como día dedicado a Júpiter.

Dos cánones de este concilio nos dicen que había cinco pueblos distintos habitando Septimania en esta época: los visigodos, nombrados en primer lugar porque eran la nación dominante, los galorromanos, los judíos, los sirios y los griegos.

Estos dos últimos pueblos eran sin duda solo comerciantes del Levante, cuyo comercio, entonces muy floreciente en varias ciudades galas, especialmente en las de Narbona y Agda, los atraían.