Sus biógrafos suponen que encontró amigos y familiares cuando llegó a la Nueva Vizcaya que lo acogieron y ayudaron, como era común en el patrón migratorio de esa época.
La migración se concentró principalmente en Nueva Vizcaya y en el territorio que hoy pertenece a Estados Unidos y que fue parte de la Nueva España.
Así, participó en los combates contra los indios Cocoyome, quienes atacaban constantemente a los mapimitenses, sin importar que fueran peninsulares, criollos o mestizos.
"[1] Contrató los servicios del maestro Pedro de Huertas, quien construyó el suntuoso edificio, como se observa desde sus portadas laterales, con estilo barroco.
Él y José Ignacio Del Campo Soberón se volvieron amigos cercanos.
Tras ser un influyente hombre de negocios, a Del Campo Soberón sólo le faltaba un título nobiliario.
Para ello, usó todos los medios que tuvo a su alcance y en particular, aprovechó la valiosa amistad del gobernador Agüero, quien presentó la petición a Carlos III junto con grandes sumas de dinero para pagar los impuestos que requería la corona a quien quisiera un título nobiliario: el quinto real, el servicio de Media Annata y de Lanzas.
Sus acompañantes mataron a la osa, pero el segundo Conde del Valle de Súchil sobrevivió poco tiempo.