), fue una recesión a gran escala en la industria del videojuego que tuvo lugar entre 1983 y 1985, principalmente en Estados Unidos.
La crisis puso fin abruptamente a la segunda generación de consolas en Norteamérica.
[9] Mientras que el éxito de Activision podía atribuirse a la familiaridad del equipo con la Atari VCS, otros editores no contaban con la misma ventaja.
[9] En el CES del verano de 1982 estuvieron presentes 17 empresas, entre ellas MCA Inc.
y Fox Video Games, que anunciaron un total de 90 nuevos juegos para las consolas Atari.
[13] Atari intentó revertir la frágil situación de la industria del videojuego con dos títulos para la consola Atari 2600 que supuestamente iban a revolucionar el mercado: la adaptación de la exitosa película E.T el extraterrestre y la conversión del famoso arcade Pac-Man.
El juego presentaba una trama bastante pobre además de una difícil jugabilidad y unos gráficos poco pulidos.
[15] Otros casos conocidos fueron Custer's Revenge (donde el jugador interpretaba al general George Custer para abrirse paso entre las flechas y violar a una mujer nativo-americana desnuda), Chase Chuck the Wagon (juego sobre perros a los que había que darles de comer, desarrollado por la compañía de comidas de perros Purina), Skeet Shot, Sssnake, o Sub-scan.
Otras empresas como Quaker Oats o Coca-Cola también intentaron fallidamente introducirse en el mercado desarrollando este tipo de juegos ignorando por completo la calidad.
Para 1982, salieron al mercado nuevos diseños de computadoras personales, con mejores gráficos en color y sonido que las consolas, y las ventas de estas computadoras personales estaba en auge.
En ese momento Atari pertenecía a Warner Communications, y los desarrolladores consideraron que deberían recibir el mismo reconocimiento y trato del que gozaban los músicos, directores o actores de otras divisiones de la Warner.
Esta medida no fue demasiado útil para Atari y acabó perdiendo el caso en 1982.
El proceso judicial animó a otras compañías como Quaker Oats (con su "U.S.
A pesar del error cometido por Atari al no querer reconocer en los créditos el trabajo de sus programadores que posteriormente fundaron Activision, otras empresas como Mattel o ColecoVision incurrieron en el mismo fallo.
En muchos casos, algunas empresas llegaron a contratar programadores de otras compañías rivales.
Debido a esto, los comercios se vieron obligados a reaccionar y decidieron llevar a cabo una drástica rebaja en los precios de los videojuegos; sin embargo, esta medida no sirvió para solucionar la totalidad del problema y las grandes pérdidas causaron un notable daño en los comercios, además de los fabricantes de videojuegos.
Irónicamente Warner decide vender Atari a uno de sus mayores competidores, Commodore.
Durante los años que perduró la crisis se abrió un debate sobre si la industria del videojuego podía llegar a ser realmente sostenible y beneficiosa.