El Cristo de la Vega es una leyenda popular toledana convertida en pieza literaria por José Zorrilla bajo el título A buen juez, mejor testigo, que fue incluida en su volumen Poesías (1838).
Había en Toledo dos amantes: Diego Martínez e Inés de Vargas.
Pasó el tiempo y Diego no regresaba mientras Inés lo esperaba impaciente.
Al solicitar testigos, Inés se atrevió a presentar uno: el Cristo de la Vega.
[2] El tribunal en pleno y muchos curiosos acudieron a la iglesia del Cristo de la Vega (Allá por el Miradero, por el Cambrón y Bisagra, confuso tropel de gente del Tajo a la vega baja.