Dacios y getas

Al alcanzar el mar Negro, esta gran arteria fluvial también ha alimentado, desde los tiempos más remotos, las relaciones comerciales y artísticas con Asia Menor.

Aunque morfológicamente es variada, la configuración física del país presenta una característica dominante, constituida por el sistema de altiplanicies que gravita en torno a los Cárpatos.

Las alturas máximas de esta cortina montañosa rozan los 2000 m, aunque pasos y gargantas la atraviesan en varios puntos, haciendo bastante fácil el acceso a la región.

A las buenas condiciones agrícolas se añaden los yacimientos minerales (hierro, oro, sal) de los que Transilvania es muy rica.

Entre 1954 y 1959, la excavación de una necrópolis localizada en Cernavodă sacó a luz sus raíces mediterráneas.

El cuadro étnico de la primera Edad del Hierro, del siglo IX al VI a. C., comprende grupos ilirios, cimerios y tracios, a los que se añaden posteriormente los escitas, atestiguados en Transvilvania hacia el 600 a. C., y más tarde los celtas.

Otras fortalezas similares, de los siglos IV y III a. C., se han hallado en la misma región.

En Ciumeşti, apareció por primera vez en Transilvania la rueda de alfarero, que fue un aporte celta.

Aunque los celtas dominaron Transilvania, o al menos algunas zonas, fueron también absorbidos por la población daco-tracia, numéricamente preponderante.

El pensador de Hamangia.