Es endémica de México y anteriormente se le conocía como Disocactus flagelliformis.
La primera descripción de esta especie fue como Cactus flagelliformis, publicada en 1753 por Carlos Linneo en el libro Species Plantarum: 467.
[5] Posteriormente, el botánico francés Charles Lemaire colocó la especie en el género Aporocactus, pasando a llamarse Aporocactus flagelliformis y anotando estos cambios en la revista científica L'illustration horticole 7 (Misc.
[7] Se cultiva principalmente por todo el mundo como planta ornamental y su propagación se realiza normalmente a través de esquejes.
En el siglo XX, Maximino Martínez la reporta como antiparasitaria, rubefaciente para las afecciones cardiacas y eclampsia.