Este se rebela contra su padre, y es reemplazado por Burcardo III, que muere sin descendencia.
A continuación se suceden Conrado I, primo del emperador, y Herman II, su sobrino, quien también gobierna Alsacia.
Ernesto II, rebelado contra su suegro, pierde Suabia, que Conrado II entrega en 1030 al segundo hijo de Gisela, Herman IV, muerto sin descendencia, y luego a su propio hijo, Enrique III el Negro, futuro emperador, quien enfeuda Suabia al conde palatino del Rin, Otón II en 1045, y después de su muerte, al margrave Otón de Schweinfurt, en 1048.
Esta fue una elección desgraciada, porque este disputa el imperio a Enrique IV, pero es derrotado y muerto.
El emperador le había retirado Suabia para dársela al conde Federico I, de la familia Hohenstaufen.