Rice-Wray pasó gran parte de su vida adulta en México y Puerto Rico.
Los ensayos comenzaron allí en 1956, donde algunas de las mujeres fueron invitadas a probar la píldora (Enovid).
Rice-Wray escribió a Gregory Goodwin Pincus (biólogo estadounidense e investigador que co-inventó la píldora anticonceptiva oral combinada) e informó de que «[la pastilla] da cien por ciento de protección contra el embarazo pero causa algunas reacciones secundarias y eso no permite que sean aceptables».
Edris Rice-Wray, la cual tenía la ventaja de atender a las pacientes clínicamente, permitiéndole ser cercana con ellas.
Nunca perdió su interés en hacer que la píldora fuese una realidad y en buscar métodos más eficaces para el control de la natalidad.
UU., Alan Guttmacher, sobre el crecimiento de la población y la demanda de servicios y productos alimenticios para las naciones, así como la dificultad que será cubrir tal demanda para los años 2000.
En la actualidad se considera que Margaret Sanger, Katharine McCormick y Edris Rice-Wray son las «madres» de la píldora anticonceptiva.
De las primeras 100 mujeres participantes, 30 se retiraron debido a efectos secundarios adversos.
Pero antes de aceptar dicha posición, Rice-Wray informaba de que 221 mujeres estaban tomando correctamente la BCP[4] y que no habían tenido ningún embarazo.
Durante los últimos días de su vida, vivió en Cholula, Puebla, México, y murió en su casa en San Andrés Cholula, acompañada de sus hijas y nietos.
Por ello, trabajó con el Instituto Bahá'í Ameila Colins en San Andrés Cholula.
Tras conseguir financiación por parte de Katharine McCormick y empezar los ensayos en humanos gracias a la ayuda del médico John Rock, el equipo incorpora a la Dra.
Poco después comienzan los ensayos en Puerto Rico y Haití, en 1956.