[2] No es usual la advocación a este santo de origen checo (1340-1393), al menos en la Comunidad Valenciana, teniendo tradición en Sarratella por mosén Carles Vilaplana, vecino y desde 1744 rector del pueblo, quien compró los terrenos y promovió la construcción de la ermita.
Gracias a su labor surgió la devoción que se ha mantenido hasta nuestros días.
[2][3] Se trata de un conjunto de dependencias que incluyen desde el templo, propiamente dicho, hasta la casa para el ermitaño, una sala para el consistorio, la cuadra y los corrales.
Esto es lo que provocó que se dejara de hacer, a partir de 1803, la peregrinación a San Pablo de Albocácer, y se iniciara, al contar con los permisos eclesiásticos oportunos, la peregrinación a San Juan Nepomuceno, la cual se ha mantenido hasta la actualidad.
Tras los actos se regresa al pueblo por el azagador del Mas de Rasos.