Espeluy

Este lugar se volvió a poblar en época ibero-romana, construyéndose una estructura amurallada que rodea la meseta.

En 1775, Bernardo de Espinalt, en su obra el Atlante Español, señalaba que Espeluy constaba de 11 vecinos con un Oratorio, dedicado a Santa Catalina Mártir y patrón a San Gregorio Ostiense.

A mediados del XIX, según refiere Madoz, tenía 722 habitantes, pero su fisonomía seguía siendo prácticamente una aldea "sus casas están diseminadas sin formar calles".

En 1866 el ferrocarril llegó a Espeluy con la inauguración de la línea Manzanares-Córdoba, levantándose también una estación en municipio.

Varias décadas después se inauguró un segundo trazado, la línea Linares-Puente Genil, que convirtió a Espeluy en un nudo ferroviario de cierta importancia.

Este hecho supuso una mejora notable parra las comunicaciones de la zona.

En torno al complejo ferroviario se fue articulando un núcleo de población para acoger a los trabajadores del ferrocarril y sus familias.

[4]​ 2015: Manuela Cobo Anguita Entre los edificios más representativos, destaca el Castillo de la época califal, la primera referencia escrita a Espeluy data del siglo XIII, cuando en la Crónica General se relataba que fue uno de los castillos musulmanes atacados y destruidos por Fernando III el Santo en 1224.

En su fachada destaca una sencilla portada adintelada, frontón partido y una espadaña con tres huecos para las campanas.

También, dentro del ciclo festivo agrario, hubo costumbre de encender lumbres para San Juan Bautista.

Esta tradición se remonta, según cuentan los más antiguos, a los tiempos en que los bares y tabernas tenían que permanecer cerrados los viernes Santos en señal de luto, dando cumplimiento así a la prohibición de que se abrieran los locales dados a la fiesta y la jarana.

En esta fecha acuden a venerar su imagen no solo los hijos de Espeluy, sino también los de los pueblos limítrofes que le profesan una especial devoción, también son numerosas las visitas de los espeluseños que en tiempos pasados tuvieron que emigrar por motivos laborales.

Esta fiesta ha sido muy bien acogida por el pueblo, llenándose las calles del pueblo de vecinos durante todo el día, trabajando con mucho esmero en las cruces.

Curiosa y peculiar es la celebración que se hace cada 25 de noviembre cuando se festeja a la patrona Santa Catalina, celebración que organiza una cofradía compuesta exclusivamente por mujeres, las cuales ese día asisten sin sus parejas a un banquete festivo, estando toda la jornada los esposos libres para celebrar la fiesta por su cuenta.

De las viandas de Semana Santa sobresalen el "potaje con panecillos", que aquí se hace añadiéndoles a los imprescindibles garbanzos y bacalao unos cardillos, o en su defecto unas espinacas; la "leche frita" como postre, junto a los "roscos de leche" y los "pestiños", estando esta última fruta de sartén presente en todos los eventos festivos espeluyseños.

Otros platos serranos afincados en la cultura culinaria de Espeluy son el "ajo atao", los "caracoles guisados con patatas" o el "arroz cortijero", que suele cocinarse con chorizo cuando no se tiene otro tipo de carne a mano, o los "pimientos secos rellenos".