Refundó la misión del Nahuel Huapi que había fundado el padre Nicolás Mascardi, en la Patagonia, y murió martirizado por los indígenas.
No contaba con el apoyo de su superior en la misión, pero éste falleció el mismo año y fue nombrado para sucederlo.
Por ello se trasladó a Santiago de Chile, donde reunió dinero y tras largas súplicas obtuvo el permiso del gobernador.
Intentó criar ganado y sembrar trigo, pero los indios partieron en sus habituales viajes de caza en cuanto llegó la primavera.
En esas regiones tuvieron algunos roces con algunas parcialidades, tanto puelches como pehuenches, mientras las mejores relaciones las tenían con los “poyas” – es decir, tehuelches del noroeste – a los que consideraban más pacíficos.