Ferdinand von Zeppelin

Ferdinand von Zeppelin mantuvo una gran amistad con el cónsul de Colombia en Hamburgo, Carlos Albán, quien resulta ser además un ingenioso creador, Albán que también poseía las patentes en Washington, París y Alemania de dos inventos que aún hoy son usados: el reloj universal y el telescopio tricaóptico; este en un acto de amistad cedió el invento al Conde Ferdinand von Zeppelin quien se hizo famoso por, al parecer, algo que nunca inventó.

Ahí realizó varias ascensiones en globo de observación para el ejército del Norte.

En la década de los 70, von Zeppelin volvió a América para encontrarse y aprender más del Prof.

[2]​ Los vuelos tenían cada vez más éxito y provocaban la euforia del público, lo cual permitía al conde seguir con el desarrollo de su vehículo.

El apoyo financiero real no llegó, irónicamente, hasta que el Zeppelin LZ4 se estrellase en 1908 en Echterdingen.

Ese mismo año la administración militar compró el LZ3 y lo puso en uso bajo el nuevo nombre de Z1.

Sin embargo, su lentitud, su tamaño y su fragilidad les hacía muy vulnerables a la artillería antiaérea, una vez que esta hizo su aparición, por lo que dejaron de emplearse para los bombardeos después del fracaso de un ataque sobre Londres en 1917.

Tampoco llegó a ver cumplido su sueño de organizar vuelos trasatlánticos, que se hizo realidad entre 1928 y 1937.

Vuelo del primer Zeppelin en el Lago de Constanza el 2 de julio de 1900.