Su hijo, amigo de Delacroix, lo donó finalmente al Louvre.
Aunque la pose parece natural, en realidad está muy pensada para alejarse de las posturas algo más envaradas con que Goya representó a otros de sus retratados.
Ferdinand Guillemardet es interpretado por Goya totalmente confiado en la joven República que representaba.
No se conoce el motivo que llevó a la realización de esta pintura.
Es posible que Guillemardet fuera animado a ser retratado por el Pintor de Cámara del rey por los ministros Mariano Luis de Urquijo o Jovellanos, ferviente afrancesado.