En el caso del seleccionado neozelandés, era la quinta oportunidad en la que jugaba el partido decisivo del torneo continental oceánico.
En 1973 había vencido a Tahití por 2-0, en 1998 a Australia por el mismo marcador, situación que se repitió en 2002, aunque por 1-0.
Además, en 2008 se había coronado campeón aunque en ese año el torneo no contó con un partido final.
Luego de igualar 0-0 no solo en los 90 minutos reglamentarios, sino también en el tiempo extra, Nueva Zelanda ganó 4-2 en los penales y consiguió su quinto título continental.
Nueva Zelanda y Papúa Nueva Guinea se habían enfrentado dos veces en el marco de la Copa de las Naciones de la OFC y en ambas ocasiones los All Whites se habían impuesto: En 2002 por 9-1 y en 2012 2-1.