El objetivo aquí se acerca a la gestión del efectivo, existencias y la financiación de corto plazo.
Así, las finanzas corporativas pueden asociarse con transacciones en las cuales se aporta capital para crear, desarrollar, hacer crecer, y adquirir negocios.
Y como toda gran disciplina las finanzas han tenido varios enfoques, Fernández en el 2007 cito que existen tres enfoques: El enfoque tradicional surge a partir de la Primera Guerra Mundial, centrándose en el interés de los problemas internos de la financiación empresarial, dando respuestas a las necesidades que plantea un entorno cada vez más cambiante, complejo e incierto.
Y por último el enfoque donde plantea que la empresa es una mera ficción legal que sirve como nexo de relaciones contractuales entre los distintos agentes económicos, caracterizándose por la existencia de derechos residuales divisibles sobre los activos y flujos generados por la misma empresa.
Las empresas crean valor cuando el capital invertido genera una tasa de rendimiento superior al coste del mismo.
Al respecto existen varios modelo predictivos, puede servir el documento de Mosqueda (2010) como un referente del tema.