Las fàbricas textiles empleaban mujeres jóvenes provenientes de la zona rural.
El abad Luis Brisson había abierto en 1858 la obra San Francisco de Sales para asegurarles una educación humana y cristiana.
por ello se inviste totalmente en los hogares del padre Brisson en Troyes.
Entra a la Obra de San Francisco de Sales en 1866 y toma el hábito 2 años más tarde en 1868.
Junto a las obras con las señoritas, funda también escuelas elementales en las parroquias y un pensionado para las jovencitas de París, antes de hacer otras obras en Europa, África del Sur, Ecuador, con la sola consigna "Trabajemos para hacer felices a los demás."