Se unió al Ejército Grande y combatió en la batalla de Caseros.
Se radicó en Buenos Aires y participó en la defensa de la ciudad contra el sitio que le impuso Hilario Lagos en 1853.
Permaneció casi un año de guarnición en esa provincia, regresando más tarde a la lucha con los indígenas.
Cuando, en 1874, los liberales fueron derrotados por el candidato presidencial del Partido Autonomista Nacional Nicolás Avellaneda, se unió a la revolución mitrista en su contra.
Cuando el gobierno le ordenó entregar su regimiento al coronel Julio Campos, lo hizo sin oponer resistencia, obstinado en no alzarse contra Sarmiento.