Francisco Javier de Reina

Vivió su niñez y juventud en Buenos Aires, entonces capital del Virreinato de la Plata.

Contrajo matrimonio con María Damiana de los Dolores Pizarro, con quien tuvo cuatro hijos.

Ante los patriotas más díscolos y separatistas, De Reina siempre tuvo una postura moderada.

En 1809 el gobernador García Carrasco se había desprestigiado por sus torpezas políticas y su corrupción.

Al cabildo abierto formado para el debate del nuevo gobierno, ni siquiera asistió; sin embargo, ante su carácter moderado, se le otorgó un cargo en la naciente junta (en realidad para justificar las apariencias y la necesidad de tener un realista en su interior).