Francisco Imperial

Afincado en Sevilla, donde pasó la mayor parte de su vida y donde desempeñó diversos cargos públicos, era hijo de un mercader genovés de joyas, Jaimes Emperial, que comerciaba en Sevilla en la segunda mitad del siglo XIV y a quien se alude en el testamento de Pedro I el Cruel.

Cultivó la lírica amorosa y fue un notable poeta didáctico.

Su obra se encuentra recogida sobre todo en el Cancionero de Baena, y asimila el influjo del Roman de la Rose francés junto al de Dante Alighieri y otros stilnovisti con una lengua elaborada donde abundan los cultismos y las alusiones, aparte del solemne ritmo que imprime el nuevo verso dodecasílabo.

Enfrentado a Enrique III de Castilla, abandonó la Corte.

[2]​ [3]​ En 1409 ya debía haber fallecido, pues en ese año se nombra a sus herederos.