Autogol

En general, el gol es atribuido al jugador del equipo que se interpuso en la jugada y provocó la anotación.

En caso de que el jugador del equipo defensor interfiriese la trayectoria del balón de manera accidental y que no altere el curso de la jugada (por ejemplo, al rozar o rebotar), es atribuido al último jugador atacante en tocar el balón, debido a que el remate habría terminado en gol sin importar la intervención del defensor.

Si el portero es el último en tocar el balón, generalmente se interpreta como un intento de parada y no como autogol, a menos que este haya sido un caso especial producto de un error o por voluntad del portero.

Un ejemplo es lo que ocurre cuando el balón rebota en uno de los postes y da en el cuerpo del guardameta, para finalmente entrar.

El autogol más antiguo registrado se remonta al anotado por Gershom Cox del Aston Villa F.C.