Y frente a un concreto orden sintáctico natural hay figuras retóricas que lo alteran, como la hipérbaton o la anástrofe.
Como en toda lengua, sobre todo en las palabras extensas, puede haber un acento principal y otros secundarios, donde las formas aglutinadas conservan cierta individualidad (en las que el acento va en la penúltima sílaba también): En el siglo XVI ya existían diferencias dialectales notables y, en general, permitían la intercomprensión mutua, cosa que sucede en general también entre dialectos geográficamente cercanos actuales.
Solo algunas se encuentran muy próximas, aunque con pocos hablantes, pero ello nos permite especialmente hablar todavía del náhuatl clásico como una lengua viva.
Los Estados tienden a desculturizar al pueblo nahua (o mexicano) y para ello lo aculturan de diferentes maneras.
Los fonemas propios de esta lengua únicamente han sido valorizados hasta finales del siglo pasado, lo cual desglosaremos más abajo.
[23] Durante el siglo XX gran parte de la documentación nahua se ha transliterado a las normas de escritura moderna del español, dándolo así a conocer al público en general, el cual cree que ‘siempre’ se ha escrito así, lo cual como lo vemos, es un error.
Su agudeza lo lleva incluso a considerar tres longitudes vocálicas, lo cual ya no pudo ser corroborado por las variantes actuales, donde sobrevive la distinción entre ‘cortas’ y ‘largas’.
Cuando dos vocales se pronuncian en una misma emisión de voz, su sonido forma una única sílaba y décimos que ocurre diptongo.
Es debido a esta serie de reglas que diversos grupos e investigadores propugnan por una escritura más simple, donde cada fonema sea representado inequívocamente por una sola letra, siendo más práctico usar ka, ke, ki, ko y za, ze, zi, zo (o: sa, se, si, so).
El problema es cuando se encuentra al final de sílaba, donde debe pronunciarse simultáneamente la “u” y la “c” sin separarlas.
A veces esta consonante se asimila en su alófono, la oclusiva velar sorda /k/, como en tecpan (palacio; resultado de aglutinar teuc-tli + -pan).
La consonante africada alveolar sorda /ʈ͡s/, que en nahuatlahtolli se escribe con el dígrafo -tz-, la encontramos en palabras como tzinacan (murciélago) o tzapatl (enano).
Así por ejemplo, tanto en inglés como en francés ciertas consonantes suelen pronunciarse más débiles al final de palabra, también en estas lenguas aparecen letras mudas.
La identificación de las sílabas que se acentúan prosódicamente sin duda mejora la pronunciación y hace una comunicación más efectiva.
Damos un ejemplo tomado del clásico, de múltiples aposiciones al pronombre nehhuatl, que deben por tanto coordinarse en número y persona.
Los pronombres sujeto, que se introducen mediante el giro de énfasis (como hemos dicho), también pueden recibir sustantivos en aposición.
Damos un ejemplo tomado del clásico, de múltiples aposiciones al pronombre nehhuatl, que deben por tanto coordinarse en número y persona.
A veces el objeto poseído va pospuesto o elidido: En este último caso se suele presentar un problema interpretativo.
Para expresar “mío”, “tuyo”, “suyo”, se forma con el sustantivo axcaitl (patrimonio, pertenencias) y los determinantes posesivos (no, mo, i, to, amo, in).
Así ocurre cuando se responde a la pregunta que excluye de la negación al sujeto «¿(Sí) es Pedro quien no canta?».
Como los nahuas representaban las cifras verticalmente, unas sobre otras, agrupadas en base vigesimal, la ligadura ipan (sobre) servía para expresar las cantidades oralmente.
En náhuatl moderno, por influencia del español, todos los nombres contables usan marcas de número con independencia si designan animados o inanimados.
la cual suena cuando queremos pluralizar gentilicios y personas, por ejemplo: También los nombres que designan a ciertos profesionales acabados en -catl hacen el plural en saltillo.
Realmente, en la antigüedad, los nombres locativos eran complementos de lugar y no podían ser usados como sujeto u objeto.
Se recomienda utilizar el prefijo verbal en te-, ne- para no confundir estos términos con los participios pasivos en tla-.
Se usan las partículas «ma» —o «macueleh» con un sentido próximo a «ojalá», interjección que indica un fuerte deseo— para exhortar, animar o rogar.
Aparece después de un término interrogativo para pedir al interlocutor que aclare la duda y equivale a la interjección castellana ¿sí?
De modo que hay dos oraciones expresas (la primera principal, la segunda subordinada): 1) El adúltero lo aventaja: «yehhuatl in tetlaxima quipanahuia».
La conjunción concesiva macihui es probablemente una suma de varias partículas que expresan incertidumbre, duda: ma zo nel ihuih.
Pongo algún ejemplo (primero con la traducción literal —y más abajo, tal y como lo expresaría un hablante español—): Algunas interjecciones utilizan el vocativo, para interpelar.