Sufre una conversión después de un accidente y se retira a un lugar solitario cerca de Noto, llamado "la celda del Castillo".
Al principio le acompaña otro terciario franciscano, San Conrado Canfalonieri de Piacenza; cuando éste se recluye en Pizzoni, nuestro beato se va a Sicli en 1345 donde construye un eremitorio junto a una iglesia dedicada a la Señora de la Piedad.
Tras una visión de santa Águeda, decidió convertirse en ermitaño.
Los ciudadanos de Scicli decidieron enterrarlo en la iglesia de la Annunziata, pero en el camino se informa que el féretro se volvió tan pesado que obligó a los portadores a detenerse y dejó claro que el fallecido quería ser enterrado en otro lugar.
Al recitar las letanías de los santos, el ataúd se volvió más liviano cuando se nombró a san Mateo, por lo que el ermitaño fue enterrado en la iglesia de San Matteo en Scicli.