En 1498, Guyane fue visitada por primera vez por los europeos cuando Cristóbal Colón navegó hasta la región y la llamó la "Tierra de los Parias".
La razón principal era desarrollar el comercio de madera preciosa desde el Amazonas hacia la Italia del Renacimiento, creando una base colonial entre las posesiones españolas y portuguesas en el norte atlántico de Suramérica.
En 1604 el rey Luis XIV envió miles de colonos franceses a Guyane que fueron seducidos ahí con las historias del legendario El Dorado con muchísimo oro y fortunas fáciles de hacer.
En cambio, encontraron una tierra llena de nativos hostiles y enfermedades tropicales.
La más grande se llamaba Isla Real, la otra San José (por el santo patrón de la expedición), y la más pequeña de las islas, rodeada por fuertes corrientes, Île du Diable (la infame "Isla del Diablo").
En 1848, Francia abolió la esclavitud y los ex esclavos huyeron hacia la selva estableciendo comunidades similares a las que les habían sido robadas en África.
Sin embargo, este experimento fue un fracaso: los prisioneros eran incapaces de ganarse la vida trabajando la tierra, por lo que se veían forzados a delinquir nuevamente o ganarse la vida a duras penas hasta morir.
En primer lugar, sólo los prisioneros liberados que podían costear la tarifa para su pasaje de vuelta a Francia pudieron volver a casa, así Guyane fue azotada tras el cierre oficial de las cárceles por numerosos presos liberados que llevaban una existencia sin objetivo en la colonia.