Historia del mundo Warcraft

Sería muy sencillo empezar por donde empieza la trama del primer juego, pero para entenderlo todo habría que retroceder un poco antes en el tiempo de este mundo.

Pero el portal que los Altonatos estaban sosteniendo se volvió inestable al ser atacados y esto provocó una terrible explosión de magia arcana.

Illidan creyó hacer un gran bien, que el nuevo pozo era una hermosa ofrenda para la futura sociedad élfica, pero Malfurion no estaba de acuerdo y los gemelos se volvieron a enfrentar.

Aegwynn luchó contra el antiguo Titán, y acabó con la forma física de Sargeras en una épica batalla, aunque éste no murió del todo.

Cuando Khardros Martillo Salvaje y Madoran Barbabronce murieron, dos estatuas de sus figuras fueron levantadas en la frontera con las tierras gobernadas por Ragnaros, como advertencia del precio que los Hierro Negro pagaron por sus crímenes.

Profundamente aliviado y con nuevas esperanzas, Velen reunió a los Eredar que, como él, rechazaron la oferta de Sargeras hasta ese momento.

Esta nueva facción renegó de su raza y se bautizaron a sí mismos como los Draenei que en el antiguo idioma Eredun significa los exiliados.

Sargeras le reveló al orco que podría convertirse en una deidad si encontraba la tumba sumergida en el mar donde la guardiana Aegwynn dejó su cuerpo mutilado mil años atrás.

Ante esto, Gul´dan decidió colocar un Señor de la Guerra para toda la Horda, a quien pudiera controlar, cargo que recayó sobre Puño Negro el Destructor, del clan Cazatormenta (Stormreaver), quien era un líder particularmente astuto y despiadado.

Finalmente, Uther y los Paladines realizan un ataque temerario a la fortaleza del Clan Filo Ardiente, logrando abrir una brecha hacia el Portal.

Sin embargo, los Aspectos eran demasiado débiles comparados con Alamuerte, debido a que el Dragón Negro tenía sus poderes intactos, y además portaba su armadura de adamantium.

Durante su primer viaje, visitó los distintos campos de internamiento, y encontró que la una vez poderosa raza orca había caído en un extraño letargo.

Ayudado por el anciano orco Kelgar y la esclava personal de Remka, Greekik, que crean una distracción, Thrall logra huir hacia las montañas.

El Rey Terenas ha enviado a Uther y sus paladines en busca del Señor de la Guerra, pero los astutos orcos no han podido ser hallados.

Días después despertó para descubrirse durmiendo en su cama, y se enteró de que había sido encontrado inconsciente vagando sobre su caballo, Mirador, por su ambicioso segundo al mando, Bartilas.

Este dijo llamarse Eitrigg y le narró una impresionante e incompresible historia, en la cual los orcos, muchos años antes de invadir Azeroth, habían vivido en una sociedad noble basada en los principios del chamanismo.

La entrada a Lunargenta se encuentra resguardada por dos puertas: la Exterior, rodeada por enormes bases del ejército elfo, y la Interior, protegida por un encantamiento, que solamente puede abrirse con un artefacto mágico conocido como la Llave de las Tres Lunas.

Thrall ordena construir una base en la isla, pues tomará cierto tiempo poner a punto la flota para continuar el viaje hacia Kalimdor.

El capitán encargado del campo le dice que los barcos están casi terminados, pero de repente un volcán hace erupción y la isla completa empieza a hundirse.

Thrall ordena defender los barcos a toda costa contra los Murlocs hasta que las reparaciones estén finalizadas y la Horda pueda continuar su viaje hacia Kalimdor.

Adicionalmente, Malfurion no sabe cómo los Druidas de la Zarpa responderán al ver a los otros Elfos Nocturnos por primera vez desde que entraron en el Sueño Esmeralda.

Califax le advierte que no debe permitir la salida del traidor, sin embargo, Tyrande está decidida, y luego de una gran batalla con el Guardián, la Sacerdotisa logra vencerlo.

Dos días después, en un tranquilo claro del Monte Hyjal, Tyrande y Malfurion discuten acerca de un sueño que el Shan’do tuvo la noche anterior.

Malfurion revela que los Elfos Nocturnos derrotaron a la Legión hace diez mil años, y gracias al Árbol del Mundo, son inmortales.

Los Trolls Oscuros, cuyas tribus pueblan Ashenvale, han comprendido que la única salvación de su raza es aliarse con Tyrande y los suyos, aunque sea como mercenarios.

Finalmente todos los elfos sanguinarios han logrado pasar a través del portal, dejando atrás para siempre, la tierra que los cobijó por diez mil años.

Maiev, recordando la imprudencia de Kael cuando la delató ante Malfurion, y viendo que el príncipe elfo se ha aliado con la Naga, pone feroz resistencia al ataque.

Aunque este desacuerda unirse con los repulsivos muertos vivientes, Silvanas le ofrece entregarle nuevamente la Ciudad Capital una vez que Balnazzar sea destruido.

No está claro cómo Rexxar llegó a Kalimdor, pero por años, este noble medio orco-medio ogro ha vivido solitario, con la única compañía de su fiel oso Misha, por lo cual ha desarrollado una fuerte empatía con las fuerzas animales del mundo.

Una vez reunidos varios ingredientes para consagrar el estandarte chamanístico de la Nueva Horda, Thrall solicita a Rexxar que sea su General durante la batalla.