[5] Cuenta la leyenda que san Cyran fundó el primer monasterio merovingio de Méobecq.
Esta carta exalta el prestigio de la abadía: afirma haber recibido la protección del rey Dagoberto I así como del Papa Sixto V, quien habría ofrecido preciosas reliquias de San Pedro.
Queda uno: el corcel blanco es montado a pelo por un arquero coronado por la mano divina.
Dos personajes están en profunda conversación: un ángel se dirige a un hombre con aureola y cabello blanco, San Juan.
Aún más arriba, sobre un fondo verde, podemos ver en los extremos del ábside un par de pies descalzos apoyados en una rueda.