Nacido en Azcoitia (Guipúzcoa), se desconocen sus primeros pasos en la pintura hasta que, hacia 1642, decidió trasladarse a Sevilla donde, al parecer, se formó en el taller de Francisco Herrera el Viejo.
Con ellos llegaría a obtener gran fama, hasta el punto de que, según Antonio Palomino, Murillo afirmaba que los hacía «por inspiración divina».
[3] En 1646 casó con Doña Francisca de Chaves en Aracena, muerta prematuramente.
De vuelta en Sevilla en 1649 contrajo segunda nupcias con María Escobar, natural de Écija, con quien tuvo tres hijas y dos hijos.
En ella rivalizó con Bartolomé Esteban Murillo, con quien también en alguna ocasión pudo colaborar.