Su lengua forma parte de la familia tupí y fue profusamente estudiada por el filólogo español Lucas Espinosa.
Venden parte de lo que producen, especialmente pescado, madera, ganado vacuno, cerdos, gallinas y artesanías.
Complementan estas actividades con la ganadería que fue introducida en los cocamas hace unas décadas Su organización básica son los clanes patrilineales o «de sangre».
Usan una terminología de parentesco del tipo iroqués, con matrimonio entre primos cruzados bilaterales, que implica intercambio simétrico entre dos clanes.
Las vidas de los cocamas cambian a lo largo del año porque sus dos estaciones, el verano y el invierno, son muy diferentes.