La desaparecida hacienda henequenera tuvo su origen temprano en la segunda mitad del siglo XVI como un feudo ganadero que más tarde, hacia mediados del siglo XIX, cobró su vocación henequenera, cuando la agroindustria creció exponencialmente hasta alcanzar su auge hacia finales de dicho siglo.
Las haciendas en Yucatán fueron organizaciones agrarias que surgieron a finales del siglo XVII y en el curso del siglo XVIII a diferencia de lo que ocurrió en el resto de México y en casi toda la América hispana, en que estas fincas se establecieron casi inmediatamente después de la conquista y durante el siglo XVII.
[2] Ya en el siglo XIX, durante y después la llamada Guerra de Castas, se establecieron las haciendas henequeneras en una escala más amplia en todo Yucatán, particularmente en la región centro norte, cuyas tierras tienen vocación para el cultivo del henequén.
En los tiempos en que había abundante producción de henequén, las haciendas contaban con sus propios equipos para desfibrar las pencas del agave.
De esta manera, el producto final, denominado sosquil en lengua maya, la fibra del henequén, era enviada para su aprovechamiento textil a los centros cordeleros donde se completaba el proceso de industrialización del agave.