Cuando muere su padre sin dejarle herencia, se lanza a ella con fervor dándose a conocer como clavecinista y organista.
Cuenta la tradición que trabajó con Marc-Roger Normand dit Couprin o Coprino (1663-1734), primo hermano de François Couperin, organista y maestro di cappella (director de coro) en Turín.
En 1725 lo encontramos en París donde se naturaliza, mientras comienza a ganarse la vida como profesor de clavecín.
Esto coincide con su primera gran obra lírica, Pirro, estrenada en escena el 19 de octubre de 1730 y que el Mercure de France, en la misma fecha, cita en sus columnas: "Esta obra […] debe hacer el honor al Poeta y al Músico por la hermosas piezas encontradas allí."
La obra de Pancrace Royer sobresale por sus óperas y transcripciones para clave de porciones operísticas.