Cuando la muerte llega, la “farsa se acaba” (la farce est jouée), así que tomemos el placer mientras podamos.
Tan fuerte fue la reacción contra La Mettrie y su pensamiento que éste se vio obligado a salir de los Países Bajos, para radicarse en Berlín, donde Federico el Grande no sólo le permitió continuar su práctica médica, sino que lo tituló lector de la corte.
El embajador británico lord Tyrconnel había sido curado de una enfermedad por La Mettrie y, en agradecimiento, celebró un banquete.
Federico el Grande pronunció la oración fúnebre, que sigue siendo la principal fuente biográfica sobre la vida de La Mettrie.
[6] El filósofo David Skrbina considera a La Mettrie partidario del "materialismo vitalista":
[9] Wolfe también dice que creó: Antes de El hombre máquina, publicó La historia natural del alma en 1745.
[10] Más tarde se basó en esa idea: afirmó que los humanos y los animales estaban compuestos de materia organizada.
Usó a los simios como ejemplo, afirmando que si fueran entrenados serían "[hombres] perfectos".
Luego argumentó que la organización de la materia en un nivel alto y complejo dio como resultado el pensamiento humano.
[6] En La historia natural del alma explica mecánicamente las funciones de la mente como la memoria y la percepción sensorial.
La Mettrie llegó a esta creencia después de descubrir que sus enfermedades físicas y mentales estaban asociadas entre sí.
Después de reunir suficiente evidencia, en los campos médico y psicológico, publicó el libro.
[15] Algunas de las pruebas que presentó La Mettrie no se tuvieron en cuenta debido a su naturaleza.
[16] Expresó además sus creencias radicales al afirmarse a sí mismo como un determinista, descartando el uso de jueces.
Las creencias extremas de La Mettrie fueron fuertemente rechazadas, pero su trabajo ayudó a influir en la psicología, específicamente en el conductismo.