Las lágrimas de san Pedro es una obra del Greco, realizada entre 1580 y 1586 durante su primer período toledano.
Esta obra repite el esquema de la Magdalena penitente: una cueva y un paisaje ocupado por un ángel.
Ante una mirada más reflexiva del cuadro de las lágrimas de San Pedro, podemos captar inicialmente el rostro del apóstol arrepentido; San Pedro eleva su mirada pidiendo perdón tras negar al Maestro en la noche en que Jesús es conducido como prisionero ante el Sanedrín.
Delante de un fondo rocoso, envuelto en la luz fría del amanecer, aparecen representadas dos pequeñas figuras.
En primer término una mujer que camina hacia la escena principal (María Magdalena) y en segundo término una figura con forma de ángel, que sobre un sepulcro, viste resplandecientes vestiduras y queda envuelta en una luz fría.
[2] Continuando un convencionalismo italiano, el Greco representa a San Pedro con la túnica azul y un manto amarillo.
En esta obra el Greco emplea un estilo manierista propio, el cual se caracteriza por pinceladas sueltas y vigorosas.