[1] Este documental y la película El tesoro de Atahualpa, de Augusto San Miguel, estrenada en 1924, son los precursores del cine en Ecuador.
[2] La película con el tiempo se dañó y no quedó una copia completa.
El trabajo fue realizado por sacerdote italiano Carlos Crespi, el camarógrafo Carlo Bocaccio y el fotógrafo ecuatoriano Rodrigo Bucheli, quienes filman los avatares del trabajo misional con comunidades indígenas del Oriente.
La primera está compuesta por tomas del mar de Génova, vistas de Guayaquil y Cuenca y la llegada al Oriente.
La recreación mantiene el guion original de Crespi, además de fotografías y documentos del Archivo Histórico Salesiano, un comentario musical y algunos efectos especiales.